viernes, 16 de abril de 2010

"117 cabras"

Un centenar de cabras puede llegar a ser la única fuente económica para una familia de la comunidad beduina, en la zona liberada. En estos territorios, los ganaderos se dispersan, ya sea asentados de manera estable o, en su mayoría, trasladándose periódicamente como nómadas.

Custodiados por el Frente Polisario, estas familias han elegido continuar con la producción ganadera, un medio de vida que fue abandonado por la mayoría al estallar la guerra. Muchos pastores, que hasta entonces producían leche, carne y lana para la costa, se vieron obligados a alejarse de estas tierras, por ser consideradas altamente peligrosas al ser muy próximas a la frontera. Los saharauis nos explican que en alguna ocasión la vigilancia marroquí ha disparado contra algún rebaño que pastaba al lado del muro.

Pese el alto al fuego en septiembre de 1991, el Frente Polisario no quiso utilizar a la población como escudo humano, por lo que consideró que los civiles debían permanecer en los campos de refugiados. Sin embargo, algunos pastores volvieron. Es el caso de la familia Kamal, que vive de 117 cabezas de ganado.

Los Kamal
Instalados en la V región, esta familia compra los animales a otros ganaderos mayoristas, para posteriormente vender los productos que extraen en los campos de refugiados, a particulares que se acercan a la lujosa haima o bien ellos mismos trasladan la mercancía a los mercadillos ambulantes, los cuales no consisten más que en unas chabolas de uralita o contenedores de camiones.

En su día a día, las familias ganaderas se distribuyen las labores del hogar y del campo. Cuatro de los hijos de los Kamal se encargan de vigilar y ordeñar los rebaños de cabras y corderos.

Aunque en esta haima, el menor tiene 17 años, el padre nos aclara que los jóvenes se encargan del campo a partir de los 14; no sin antes haber sido escolarizados gracias al Frente Polisario.

El conflicto
Pese a que los Kamal ostentan de considerables ingresos, no dejan por ello de apoyar la causa saharaui. Reprochan a las potencias mundiales su falta de apoyo e implicación en el conflicto. Como la mayoría de las voces que hemos escuchado estos días, esta familia preferiría un referéndum a la guerra, pero aclaran que no están dispuestos a aceptar la autonomía dentro del Estado marroquí.

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